¿Cuántas veces no diremos la típica frase de "cuando tenga tiempo quiero...."? Cuando tenga tiempo quiero aprender a tocar la guitarra, quiero dedicarme a cultivar mi cuerpo (que falta le hace), quiero leerme esas novelas que tanto me entretienen, quiero apuntarme a un taller de pintura (o incluso de arte floral, jeje), quiero salir más a la montaña, quiero, quiero, quiero... hasta tumbarme a la bartola en el sofá e hincharme a ver pelis o hacer una macrosesión de zapping en la tele. ¡Pues por fin lo tengo! Estoy haciendo algunas de esas cosas y, la verdad, me siento mejor conmigo misma. Al principio no tener trabajo me agobiaba un poco, todo el día en la casa, sin hacer nada, pero luego pensé "es la ocasión para hacer todo lo que quiero hacer cuando no tengo tiempo y no puedo". Porque las épocas de estrés volverán, volverá el madrugar, el no parar en el trabajo hasta que se me olvide comerme el bocadillo (pa que luego digan que pa qué estamos los orientadores), el echarme cientos de kilómetros a las espaldas con mi súpercoche, el pasar horas y horas en la biblioteca, la presión de la oposición, la ansiedad del echarte de menos, el tomarme un café de 30 minutos con mi amigo Antonio en La Boheme porque tengo que irme corriendo a estudiar....Se acabó, ahora hago lo que me apetece y cuando me apetece, soy dueña de mi vida, no me deprimo por no tener trabajo (entre otras cosas porque sé que es algo temporal), sino que aprovecho esta oportunidad mientras pueda. ¡Qué bueno esto de tener tiempo para mí!