Todo ha terminado. Estas navidades han pasado por delante mía como si de una película se tratara. Dónde quedaron esos tiempos en los que lo único que hacía era dormir, comer y salir.
Esas noches viejas en Yeste, no volverán.
Estas navidades especialmente las he pasado nostálgica. De pequeña la noche vieja la pasábamos toda la familia en Yeste en casa de los abuelos. Veinte en casa, ala! venga el follón! venga las peleas! venga las risas! venga la convivencia!.
Esa cena en el "salón bueno", que por ser el de verano estaba más congelado que un cubito, ese preparar la cena entre todas las mujeres, mi tita Juli adornando la mesa con flores, lazos y demás adornos, yo haciendo canapés, tres o cuatro personas en el baño arreglándose, las pistas del amigo invisible, los piropos de mis tíos, el cochinillo, el marisco!, los reyes magos anticipados en la habitación de mis abuelos, la ilusión de mis primos, pelar y quitar el grano a las uvas, la copa de champán con las uvas dentro y el anillo de mi tío Pacoco, mis tías cantando villancicos antiguos, "brindo por lo que brindo y por lo que tengo que brindar....",los nervios previos a las 12, tomar las uvas con ilusión, los eternos abrazos y besos entre todos, bajar a casa de mi prima Irene a felicitar el año, salir por ahí....
Eso no volverá.